Las manchas de tinta revelan el sentido de la responsabilidad

Considerar las valoraciones morales que da mi hija ante situaciones ficticias me ayuda a ponerme en su lugar, y entender un poco mejor cómo funciona su cabeza.

Hoy he probado una de las actividades que utilizaba Piaget en los años 30 para comprender el desarrollo del pensamiento moral. Se plantean dos situaciones en las que una mancha de tinta es protagonista.

Situación 1. El padre de Juan le ha dicho que no toque la tinta de su escritorio, que es muy fácil que se derrame y se manche el mantel de la mesa. Juan no hace caso y utiliza la tinta. Despues de utilizarla durante un rato se le cae una gotita al mantel.

Situación 2. Pedro ve que a su padre se le ha vaciado el frasquito de tinta que suele tener en su escritorio. Pedro decide rellenarlo pensando que eso hará feliz a su padre. Al rellenarlo se le derrama haciendo una gran mancha en el mantel.

Ante estas dos situaciones pregunto: ¿a quién regañará más su padre?
Mi respuesta habría sido a Juan, porque su padre ya le había advertido que no utilizara la tinta.
¿Cuál ha sido la respuesta de mi hija (de 4 años)? A Pedro. Sorprendida le pregunto que por qué le regañaría más a él. Ella me responde: Porque su mancha es mucho más grande. El sentido de responsabilidad de mi hija tiende a considerar sólamente los efectos de la acción (responsabilidad objetiva), y no la intencionalidad (que se valoraría en la responsabilidad subjetiva, y que parece que no se adquiere hasta los 9 años). Para nada sirve, ante su juicio, que Pedro actuara de buena fe, tratando de hacer un favor a su padre, si él hizo algo que provocó una mancha mayor. Entendiendo estos procesos, me resulta más fácil entender por qué algunas situaciones le resultan tan sorprendentes, seguramente están confrontadas a su sentido de la justicia.